Redacción. Madrid
La Sociedad Española de Cardiología (SEC), mediante un estudio publicado en la Revista Española de Cardiología (REC), alerta de la alarmante incidencia de factores de riesgo de gran prevalencia entre los jóvenes, como el tabaco, el exceso de grasa en la sangre y los antecedentes familiares, que son causantes de gran parte de los infartos de miocardio prematuros.
En este sentido, un estudio llevado a cabo por la Unidad de Investigación y Epidemiología Clínica del Hospital Universitario 12 de Octubre, de Madrid; la Unidad de Investigación Cardiovascular del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud; el Departamento de Cardiología del Hospital Universitario de San Juan, de Alicante; la Unidad de Investigación en Atención Primaria, y el Departamento de Cardiología de la Policlínica Guipuzkoa, de San Sebastián, advierte que el tabaco es, con gran diferencia con respecto a otros factores de riesgo cardiovascular, el principal responsable de los casos de infarto agudo de miocardio en la población española menor de 46 años.
El hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid es uno de los centros participantes.
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Según Eva Andrés, miembro de la Unidad de Investigación y Epidemiología clínica del Hospital Universitario 12 de Octubre y una de las autoras del estudio, “el tabaco multiplica por seis las posibilidades de sufrir un infarto agudo de miocardio entre los jóvenes. Concretamente, alrededor del 75 por ciento de estos pacientes que sufren un IAM son fumadores”.
El estudio, que incluye una muestra de 12.096 pacientes hospitalizados tras un IAM, de los que 685 sufrieron uno, prematuro (alrededor de un 6 por ciento), señala también que el perfil de riesgo cardiovascular es diferente en pacientes jóvenes en comparación con el resto de pacientes que sufren un IAM. En los primeros, los factores de riesgo son el tabaco, presente en un 76,78 por ciento de los casos, y la dislipemia (exceso de grasa en la sangre), hallada en un 50,21 por ciento de los pacientes. En cambio, en el caso de los mayores de 46 años los factores de riesgo son más, pero en mayor porcentaje: la hipertensión, en un 47,72 por ciento de los pacientes; la dislipemia, en un 35,79 por ciento; la diabetes, en un 28,09 por ciento o el tabaco, presente en un 24,46 por ciento de los pacientes.
Otro dato relevante que arroja el estudio es la gran prevalencia de IAM prematuro entre los hombres. En España, alrededor del 90 por ciento de los infartos de miocardio que se producen en personas menores de 46 años se dan en hombres. Según Andrés, esto se produce porque el tabaco y la dislipemia, los dos factores de riesgo con mayor incidencia en el IAM prematuro, son mucho más prevalentes en hombres, aunque, según advierte la especialista, “en los próximos años el porcentaje tenderá a irse igualando entre hombres y mujeres, ya que éstas son cada vez más fumadoras”. Concretamente, según la Encuesta Nacional de Salud (ENS), en España, alrededor de un 34 por ciento de mujeres menores de 46 años son fumadoras, mientras que en el caso de los hombres la prevalencia es algo superior, aproximadamente de un 38 por ciento.
Finalmente, el estudio refleja también el gran impacto social, médico y económico que provoca el IAM prematuro, ya no sólo por la baja o incapacidad laboral que puede llegar a suponer en pacientes que forman parte de la población activa, sino también por el mayor uso de los recursos médicos y sanitarios que, de por vida, van a tener que emplear estos pacientes. Según el Comité Nacional para la Prevención del Tabaquismo, la enfermedad coronaria le ha costado a España durante el año 2009 alrededor de unos 4.310 millones de euros, sin incluir los aproximadamente 530 millones que se estima que provocó el tabaquismo pasivo.
La mortalidad a causa de un infarto agudo de miocardio en pacientes menores de 46 años ronda el 3 por ciento, pero, sin embargo, según este estudio, tienen una probabilidad mayor de reinfarto en los siguientes ocho años, alrededor de un 13 por ciento.
En este sentido, Andrés señala que este grupo de pacientes, “al poseer una menor mortalidad, debido a que la comorbilidad es también menor (poseen menos factores de riesgo y patologías asociadas a la enfermedad), tienen mayores posibilidades de sobrevivir al infarto, aunque éste suele reaparecer o acabar derivando en alguna enfermedad coronaria crónica. En consecuencia, en estos pacientes deberá realizarse una prevención secundaria estricta y todo ello conlleva a un gran uso de los recursos sanitarios”.
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